Tuesday, December 01, 2009

“HACER LA HISTORIA DE LOS VENCIDOS” Testimonio del historiador Alberto Flores Galindo


El historiador Alberto Flores Galindo el último 28 de mayo hubiera cumplido 60 años de edad. Una inesperada y mortal enfermedad truncó su vida y sus proyectos de investigación el 26 de marzo de 1990. Este documento redactado en 1984, muestra a Flores Galindo en uno de sus universos preferidos: el del debate de las ideas, donde ya se vislumbran las ideas fundamentales con las que después escribiera Buscando Un Inca, su libro paradigmático.


Mis investigaciones han estado guiadas por problemas y estos han resultado del encuentro entre preocupaciones personales y demandas colectivas. Un historiador no puede prescindir de los destinatarios de sus investigaciones. La historia, como que es en realidad la organización de la memoria colectiva, tiene una ineludible dimensión social.

Mi primer libro estuvo dedicado a discutir el desencuentro entre la política y un movimiento social: el naciente comunismo peruano y el sindicalismo minero de los Andes centrales(1). Quería mostrar allí como la radicalidad no era sinónimo necesario de una transformación exitosa de la sociedad. Desde entonces he mantenido esta preocupación por las condiciones que explican la estabilidad y la crisis de una estructura social. He buscado sortear la tentación “determinista” delineando el perfil de las clases y los grupos a partir de sus comportamientos: la práctica política y la vida cotidiana.

Estas fueron precisándose durante mi estadía en París: allí pude conocer y aprovechar las lecciones de Ruggiero Romano, Pierre Vilar y Fernand Braudel. De regreso, enseñar en el Departamento de Sociología de la Universidad Católica me ayudo a proseguir con estas reflexiones.

Resultado de mi estadía en Europa fueron los artículos y ensayos que escribo sobre la revolución de Tupac Amaru II (2) .Al principio me interesó discutir algunas explicaciones verosímiles del mayor levantamiento campesino ocurrido en los Andes coloniales: ¿Quiénes fueron sus protagonistas? ¿Quién los llevo a una ruptura con su sociedad?

Pero las revoluciones son en definitiva momentos excepcionales. Comprenderlos exige atender también a esos prolongados periodos de estabilidad: para esto último, Lima y los valles de la costa central podrían ser un ejemplo adecuado. A ese tema terminé dedicando mi tesis de doctorado que, luego de algunas correcciones y añadidos, acabo de publicar con el titulo de Aristocracia y plebe (3) .

Estos textos sobre historia colonial tienen el ambicioso proyecto de retomar, con los instrumentos que hoy en día disponemos, un estilo de reflexión sobre la “realidad peruana” que inició José Carlos Mariátegui, para quien marxismo y sociedad andina no fueron términos incompatibles. Este propósito exigía previamente encontrar al intelectual, tenso y conflictivo, que se escondía tras el icono. El propósito no era citar o repetir, sino aventurarse más allá. Así, paralelamente a nuestra preocupación por la historia del pensamiento socialista peruano, la sociedad que los produjo. El resultado más importante fue un breve libro titulado La agonía de Mariátegui (4).

De una historia de los movimientos sociales que veía a sus protagonistas desde fuera, me fui acercando a una historia interesada precisamente en esos mismos protagonistas.

Fue el resultado indirecto de otra investigación: un ensayo de historia regional, destinado a comprender la dinámica del sur del Perú, desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. Durante este largo periodo se define la hegemonía de una clase social establecida en la ciudad de Arequipa sobre los campesinos del altiplano puneño y las quebradas del Cusco. Pero el libro relataba la historia de la región que había triunfado, omitiendo otras historias: las posibilidades de región que se fueron quedando en el camino, las formas de organizar el espacio que proponía las capas medias de Puno, o las que habría favorecido a las economías campesinas de la zona. De haber tenido éxito un proyecto como el que enarboló en 1780 Túpac Amaru, otro hubiera sido el trazo del mapa del sur. Hacer la historia de los vencidos implica atender a esa historia que pudo ser. Me encuentro empeñado en esa tarea.


(1)Los mineros de la Cerro de Pasco, 1990-1930. Un intento de caracterización social. Obras Completas, Tomo 1
(2)véase Apogeo y crisis de la republica aristocrática, en el segundo volumen y Escritos 1972-1976 en el cuarto volumen.
(3)Aristocracia y plebe. Lima 1760-1830. Estructura de clases y sociedad colonial. En 1991 fue publicado nuevamente con el titulo que para el autor el pareció era mas apropiado La ciudad sumergida.
(4)La agonía de Mariátegui, segundo volumen.